martes, 9 de noviembre de 2010

Reflexión 9

-¿Qué te pasa?
-Nada..
-Nadanadanadanadanada...Nada no. Siempre dices que nada y siempre es algo. Asi que desembucha.
- No sé...simplemente estoy pensativa. ¿Qué pasa, que tú no piensas?
- ¡Pues claro que pienso! Pienso cuando tú piensas, ya lo sabes. A veces pareces tonta, hija.
-...
- Bueno, ¿me lo vas a contar o no? Sino te dejo en paz y no te pregunto más.
-No sé. Pienso en lo que no tengo ahora mismo, en lo que he perdido.
-Vaaayaaa! ¡Qué original eres! ¿Y por que no piensas en lo que tienes? Vamos, yo lo digo más que nada para que no te amargues y cambies esa cara de panto que tienes.
- ¿Cara de panto? Tú si que tienes cara de panto. Ya bueno, en eso también pienso a veces.
- En fiiin... y bueno, ¿qué has perdido? A ver si hablando del tema se te pasa, que al final me vas a amargar a mi también, por muy "chunga" que parezca.
- Pues principalmente gente. Gente que solía estar en mi vida y que ya apenas está. No los he perdido del todo, pero casi.
-Ya bueno. Pero eso es lo que tenía que pasar. Tú tienes tu vida, tus intereses están en otra parte ahora mismo. Y así es como tiene que ser. Evolucionas y cambias. Al igual que tú avanzas y maduras, tus relaciones cambian, por obligación. Tú no estás echando a nadie de tu vida pero por las circunstancias, la distancia...se van alejando. Es lo que hay, mona. Así que lo mejor que puedes hacer es concentrarte en lo que tienes entre manos y dejar de lamentarte, y de repetirte lo poooobrecita que eres.
- Si yo lo entiendo. Si ya sé que tiene que ser así. Pero sabes, a veces, inexplicablemente, me siento sola y, bueno, me da por pensar...
- ¡Pero si no estás sola! ¡Pero si además lo sabes! Yo lo sé, asi que tú también.
- Eso, tú sigue interrumpiendo. Nunca me dejas hablar. Últimamente no me dejas decir nada, ni pensar en nada....no puedo mover un dedo sin que estes encima, mirándome y controlándome al milímetro.
- ¡Aun encima te quejas! Encima de que te ayudo. Pues claro que no puedo dejar que divagues y te pierdas por ahí quién sabe donde. Soy la única que puede evitarlo. Tienes una vida muy ocupada. Estás todo el día de un lado para el otro y apenas te queda tiempo para pensar. Y de las veces en que piensas, pues no voy a permitir que te quedes como una tonta mirando por la ventana con el alma en pena. Tengo que venir corriendo a recordarte las cosas buenas que hay en tu vida, porque parece que te empeñas en olvidarlas.
Hoy sin ir más lejos, ya no me has hecho caso. Llevo varios días diciendote que intentes mantener la compostura. ¿Donde está tu orgullo? Porque lo tienes, lo que pasa que no le dejas actuar. Deja ya de rogar minutos. Las cosas son como son y punto. Despierta de una vez y disfruta, por dios!¡Qúe angustia de mujer!


Y derrepente se desvaneció. Se fue con la misma rapidez con la que vino. Se hizo el silencio en la habitación y en mi cabeza. La paz volvió, despacio, a invadirme. Qué a gusto...


jueves, 4 de noviembre de 2010

Distancia

"En tu habitación, de pie, estiras los brazos hacia los lados tanto como puedes. Cierras los ojos, respirar ondo e intentas sentir las paredes en la punta de tus dedos en un vano intento por hacer algo que sabes que es imposible. Sabes perfectamente que la distancia es demasiada. Es inutil y estúpido, pero estas desesperado por demostrarte a mismo que puedes con todo, incluso con lo más complicado. Finalmente desistes, como era de esperar. Te sientas abatido en el borde de la cama, enfadándote con los metros, los kilómetros.., porque no se dejan abarcar, no se dejan controlar. Estás ahí parado, con la mirada fija en ninguna parte, sintiendo como la habitación gira a tu alrededor, burlándose de tí. Y así te quedas el resto de la tarde, sin hacer absolutamente nada más que pensar y recordarte que nada se interpone entre tus brazos y la pared."