miércoles, 16 de octubre de 2013

Momentos.

Suavemente, pero con decisión en sus pasos, fue acercándose hacia mí, hasta estar tan cerca que podía contar las pocas moléculas de aire que separaban la punta de su nariz de mi nuca. Cerré los ojos entonces, concentrándome en la sensación que comenzó a crecer en mi interior.

Sus labios susurraban palabras ininteligibles, pero la prosodia de su voz transmitía algo...algo profundo e inquietante, creando un vínculo estrecho y firme entre sus dedos y mi cintura. 

Me agarré con fuerza a la seguridad de lo acontecido, al momento íntimo, al recuerdo tangible de una imagen perfecta y genuina, nacida de lo espontaneo...

...y entonces, sin esperarlo, se hizo la luz, y entre los leves restos de la penumbra que inundaba la habitación vacía vislumbre por fin, un atisbo de lo que iba a ser mi vida a partir de entonces.