jueves, 22 de septiembre de 2011

Reflexión 13

- El falso convencimiento conlleva al autoengaño, el cual retroalimenta positivamente el odio, que inconscientemente va acumulándose en el subconsciente. Sus continuos esfuerzos de manifestación son acallados por un nuevo falso convencimiento de que realmente no nos importa nada de lo que sucede....
- ¡Ya callate! ¡No quiero oir palabras raras cuyo significado no entiendo!
- Lo que quiero decir es que estas enfadada, pero te empeñas en no estarlo. Te empeñas en aceptar la extraña combinación de astros que es necesaria para que todo vaya bien, para que todo tu mundo baile al son de una orquestra perfectamente sincronizada.
Realmente, eres una cobarde.
- No soy ninguna cobarde...
- Deja de autoengañarte de una vez y afróntalo. Tienes miedo de salir a la calle y de buscar algo que te guste. Tienes tanto miedo que has llegado al extremo de renunciar a uno de tus sueños más tiernamente anclados en tí, desde que eras niña. Lo has hecho porque tienes miedo a estar sola. Es un miedo infundado, y lo sabes. A veces pienso que todo este miedo proviene de tí misma, de que te subestimas y de que crees que no eres capaz de muchas cosas que tan siquiera has intentado. Oyeme bien, te hablo desde lo más profundo de tí misma y sé que no tienes motivos reales para llenarte la cabeza de tonterías. Te conozco mejor que nadie y sé que eres fuerte, pero no te dejas aconsejar por mí. Siempre acabas cediendo, preocupándote por cosas que no merecen la pena. Creeme cuando te digo que hay una parte de tí que se rebela ante toda esa debilidad, esa soledad constante y esa sensación de apatía que ahora mismo te inunda. Solamente debes dejar que salga. Deja que sea ella quien maneje la situación, y haz callar a todos aquellos que creen que pueden tomarte como insignificante; y sobre todo, hazte entender a tí misma que no eres insignificante.