viernes, 29 de abril de 2011

Inocencia interrumpida

Parece mentira que haya pasado tanto tiempo y las cosas hayan cambiado tan poco. Me parece vernos como unas niñas, unas más inocentes que otras, enseñándote a hacer volteretas o yendo a correr para que te sintieras mejor contigo misma, escuchando tus dramas familiares y no familiares, tu sensación constante de soledad y menosprecio. A veces, cuando se me olvidan las causas reales, me parece que tú me lo contagiaste. Me veo faltando a clase y jugándome mis exámenes por pasar las tardes contigo para que sintieras algo de apoyo y compasión, algo que simpre has buscado. Recuerdo que una vez, tal vez el año pasado, en uno de tus ataques me preguntate si me pasaba algo contigo. Con ganas me quedé de decirte la verdad. Con ganas me quedé de recordarte que me diste la espalda a la mínima ocasión que tuviste, que me diste una razón más para llorar. Te desentendiste por completo de mí y de mis problemas, cogiste el camino fácil, despúes de todo lo que había hecho por tí un día tras otro, hasta casi un año. Pasado un tiempo sin siquiera dignarte a mirarme a la cara, cuando viste que yo ya me estaba recuperando, te acercaste y haciendo gala de todo tu egoismo, me dijiste "Bueno, he decicido que ya puedo perdonarte y que volvemos a ser amigas". Y yo no tuve valor suficiente para gritarte en tu cara que no quería que volvieramos a ser amigas, que no quería volver a saber nada de tí. Posiblemente jamás te lo diga directamente y deje que lo comprendas por tí misma de forma indirecta (cosa que creo que ya has hecho). Todavía tienes que aprender que los demás no están ahí para que los utilices a tu beneficio aprovechando tus lazos emocionales con ellos. Te conozco lo suficiente como para hacerme una idea de por qué te comportas como te comportas, pero no sé si eres consciente del todo. Pero tranquila, que si no lo eres ahora, acabarás dandote cuenta. Así que, que no te engañe mi aparente no-pasa-nada de hoy, de hace justo una semana, porque ya sabes todo lo que hay detrás.

Reflexión 12

- Sabes, te conozco desde hace tiempo. Y realmente he llegado a apreciarte. Pero hay algo en tí que me da mucha pena.
- ¿Por qué dices eso?
-Porque para poder ser feliz necesitas que todo funcione, necesitas que todos los aspectos de tu vida vayan a la perfección y se entrelacen entre si tejiendo una melodía uniforme y armónica que configure una red de seguridad para cuando tu autoestima se tambalea. Es por eso que nunca vas a ser feliz.


"Las nubes se van pero el sol no regresa"

jueves, 21 de abril de 2011

Reflexión 11

"Sí, el amor es muy bonito. Poder sentir que confías profundamente en alguien, que tienes un pedacito real y tangible de lo que es la felicidad por el solo hecho de poder ver cómo sonrie. El hecho de no volver a sentirte solo, la difusión de la líneas concéntricas que separan el tú del yo... Sí, es realmente bonito.
Pero a veces me da mucho miedo, porque después de conocer esta sensación no sabría como rehacer mi vida en torno al vacío que dejaría si algún día se marchara y se la llevara. Solo de pensarlo me entran escalofríos."


lunes, 4 de abril de 2011

Negra Noche, no me trates así

La soledad que proporciona una playa desierta, cuando el sol ya se ha puesto y solo queda el reflejo de la luna en las olas del mar. La soledad tranquilizadora y reparadora de sentarse sobre la arena húmeda, sentir como los pies se hunden suavemente y un escalofrio agradable te recorre las piernas. El ruido monótono y relajante de las olas, la suave brisa silbando en los oidos... Pero no era ese tipo de soledad amigable. Era más bien la soledad de un aula donde oyes susurros a tus espaldas, el arrinconamiento en los juegos en grupo, las miradas burlonas y las consecuentes risas en los vestuarios y las preguntas con segundas intenciones. Las palabras que calaban y me hicieron dar pasos hacia atrás en vez de hacia adelante, que me entorpecieron y me empujaron a un camino diferente, donde no había ninguna cinta que romper al final de la carrera. La sensación de no tener nada, de no tener nada cálido alrededor que te haga fuerte, el frío de un corazón que tenía demasiado amor y bondad para dar y que nadie quiso...Eso era lo único que se me venía a la cabeza, lo único que podía recordar. Daba vueltas y vueltas y no quería marcharse. A veces pienso que no lo he superado del todo y que aprovecha la mínima oportunidad para resurgir y recordarme lo débil que era y lo débil que sigo siendo a pesar del tiempo, que todavía no he aprendido que cuando se apagan las luces, no queda más que uno mismo, porque es uno mismo quien debe saber cómo encontrar el camino y volver a encender las luces.

Por suerte, no durará mucho y mañana será otro día..