domingo, 15 de diciembre de 2013

Libertad.

 

 La libertad de unos pocos es la condena de unos muchos. 
La ausencia de libertad se camufla con falsa seguridad, mientras la tierra se rompe en pedazos y sus habitantes se tiran sus ideas a la cabeza, corrompidos, manipulados, desesperados.

La libertad es lucha bohemia y proletaria.
Habla de hambre, de fuerza, de resistencia. Habla de un pasado conocido, peliagudo. De un presente inconsistente, de un futuro incierto, que se perfila gris amargo.

 La libertad se viste con vestidos de palabras y zapatos hechos de canciones.
Se compone de acciones conjuntas, de miradas compartidas, de hombros y de manos entrelazadas.
La libertad es un canto 



miércoles, 11 de diciembre de 2013

En el hueco del eco de su voz

Entre suspiros de adagios sobre las teclas de un piano, sentada sobre los escalones que llevaban a la azotea de aquella calle sin número, ni dirección. Elaborando un discurso entrecortado, agnósica salvo a la música que entremezclaba sus corcheas con los silencios polvorientos que se posaban sobre el antiguo mobiliario.

Se disipaban sobre la oscura madera los colores esmeralda de unos ojos escondidos, de unos cuerpos desvestidos, de unos pies descalzos cuyos pasos se unían a la melodía de aquel piano. Unos dedos suaves y veloces, que se acompasaban, deleitándose en la búsqueda de la suspensión de los minutos sobre los cabellos rizados que caían sobre sus hombros.

Las sonrisas y las canciones tomaron formas desconocidas, y se entremezclaron en el centro de la habitación, comenzando a bailar, cerca, muy cerca, casi tocándose, hasta que finalmente se fundieron lentamente, nota a nota, poro a poro..

Y el piano seguía tocando sin manos suaves, ni raudas...La música se había aposentado ahora en otro lugar, los pasos se habían acercado al máximo y no quedaba ya más que la explosión inminente, huracanada y alocada de palabras sin objeto, cubiertas de sudor y de olores hipnóticos, que anulaban toda voluntad, convirtiéndolo todo en presente, en infinito presente...


Instantes después no quedaban más que rumiaciones de una ensoñación que se desvaneció, dejando marcadas en la madera las huellas del eco de su voz, rellenando su hueco con recuerdos ecolálicos de imágenes fugaces del momento en que el presente se hizo infinito....hasta que dejo de serlo, y pasó a ser pasado.