miércoles, 16 de febrero de 2011

Quién iba a ser sino

Nada queda cuando todo desaparece, cuando el mundo se cae por las escaleras y va rodando hasta el sótano. Me daba pánico asomarme, apoyándome en la barandilla, para ver hasta donde había llegado. Incliné la cabeza para tratar de discernir algo dentro de la oscuridad, pero no sirvió de nada. En ese momento empezó a llover dentro de casa, empapándo mi cabello y mi pijama. De repente hacía mucho frío y comencé a temblar. Me sentí más sola que nunca, pero al mismo tiempo comprendí que tendría que bajar al sótano para recuperar lo que había perdido. Poco a poco fui deslizándome por la escalera, con cuidado de no resbalar por el suelo mojado. Cuando llegué abajo, vi que la puerta estaba cerrada. Comencé a oir voces a mi alrededor, poco halagüeñas, insultos, pensamientos infundados que manaban de la propia tristeza y pesimismo. No podía controlarlos, no podía evitar oirlos; tenía mucho miedo. Pero sabía que no podía deternerme. Debía entrar y rebuscar entre todo lo que encontraría dónde estaba el problema, que recuerdo, sentimiento, frustración...era el culpable de todo aquello. Intenté abrir la puerta, tirando con todas mis fuerzas; se movía muy despacio. De pronto, sentí que alguien estaba empujando desde dentro, alguien me estaba ayudando. La puerta se abrió entonces. Era él, y traía consigo lo que andaba buscando. Me tomó de la mano, ayudándome a levantarme. Me abrazó y lo colocó donde debía estar. Dejó de llover, y me encontré acostada de nuevo mientras me tomaba de la mano. Quién iba a ser sino.


**


Todos los días me cruzo con el mismo chico, a la misma hora. Lleva siempre la misma mochila y las mismas deportivas. Lleva siempre la misma cara de abstracción y ausencia propia de las 8.30 de la mañana. Nuestras miradas siempre se cruzan unos segundos, durante los cuales pienso, y adivino que él tambien, "Otra vez este chico, otro día más". Este hecho es solo un vaticinio de lo mucho que va a parecerse este nuevo día al anterior, un vaticinio de los pocos cambios que voy a vivir.
Puedo hacer algunas pequeñas y minúsculas locuras, como hoy. Puedo decidir salir un martes y olvidar que mañana tengo que levantarme. Puedo decidir beber lambrusco y cerveza y dejar de pensar en el mañana. Puedo buscar películas diferentes y alternativas o decidir no comer durante todo el día. Probar nuevos géneros de música y aprender a ser firme con pequeños ensayos diarios. Pero estas pequeñas escaramuzas no satisfracen mis ganas de batallear ni de salir corriendo monte a través. Me gustaría tener una tijeras enormes que me permitieran cortar el transcurso de esta monotonía que me ahoga día tras día. No hay novedades, no hay sorpresas, no hay cambios. No hay nada mas que hastío y aburrimiento en el transcurrir de las horas.


"Sueño con noches brillantes,
al borde de un mar de aguas claras y puras,
y un aire cubierto de azahar"

martes, 8 de febrero de 2011

No es a tí, sino a tí

¿Culpabilidad? mmm, no, sinceramente, no. La distancia es la que es y no se pueden hacer milagros. Nos condenamos a esta situación desde el primer día, de eso no hay duda, y si no lo vimos, fue culpa nuestra. Me parece bien que las cosas queden claras, que te quejes de que no me ves, de que me olvidé de todo...puedes decir lo que te parezca. Ahora bien, aqui no hay ninguna guerra, asi que no vas a ganar cuando no hay nada en juego. No se compite por nada, al menos si uno de ellos no quiere ver algo donde no lo hay, y yo no estoy por la labor.
El tiempo y la distancia impuesta limitan las horas de compañía, la comunicación es nula, tal vez porque realmente nunca te gustó hablar conmigo. Te contesto con tus mismas palabras, y quédate con lo que más te guste, pero no olvides que te tuve presente largo tiempo hasta tirar la toalla por tu propio orgullo e indiferencia. Ahora, tal vez no juegues en soledad, pero no se te olvide que yo tampoco.
La situación no es objetiva, sino que hay tantas situaciones como personas implicadas en ella. Cada uno la construye de forma subjetiva, inconscientemente, asi que ni se te ocurra volver a repetir que las cosas son como tú las ves, porque de eso nada. Hay demasiados factores personales en juego como para atribuir objetividad. Y si no quieres que comparemos nuestros puntos de vista y lleguemos a una especie de "acuerdo", allá tú con tu falsa realidad. Sigue perdiéndote entre las cuatro personas de siempre y entre los vicios que pueden contigo. Sigue esperando que te llame algún día para disculparme por algo de lo que no soy culpable y por no cumplir tus exigencias, porque tú tampoco cumpliste ni una minima parte.
He cambiado mucho, mucho desde aquel día en que nos conocimos. No recuerdo exactamente cuándo ni cómo fue, hace demasiado tiempo, pero lo que si puedo decir es que mis prioridades han cambiado, y seguir anclada en el pasado no me lleva a ninguna parte. No necesito tanto tu apoyo como lo necesitaba antes porque ya he aprendido a caminar solita, así que no jueges al dolor de corazón porque no vas a llegar a ningún lado. Y así seguiremos de ahora en adelante. Te conozco bien y sé que no eres capaz de controlar tu orgullo, así que no darás tu brazo a torcer. Pero, ¿sabes qué?, yo ahora tampoco lo haré.

domingo, 6 de febrero de 2011

En cualquier otra parte

Ya habían sido demasiados días sin ruidos, sin voces ajenas y sin planes. No es que lo odie, pero simplemente no me satisface, nada, absolutamente nada. No hay pros que valgan. Tengo mi parcela propia, pero se me hace insuficiente a medida que pasan los días. No es que quiera que el tiempo pase deprisa, pero me gusta pensar que no voy a sentirme así indefinidamente. No me importa si se comprende o no, ni tampoco si hay enfados cuando ya no queda nada por lo que enfadarse. Simplemente quisiera decir que no es necesario gritar tanto, que no tiene que enterarse todo el mundo de que estas ahí. Simplemente me gustaría decir cosas obvias sin parar que parece que no se entienden, cosas elementales que se ignoran. Simplemente me gustaría decir que si algún día hubo algo, ya no lo hay, no queda nada por lo que seguir fingiendo y por tanto no queda nada que me impida decidir. Pero parece que aún siendo evidente, me niego a convencerme del todo. Todo consiste en dar un paso más, que espero sea el último de esta larga lista.
Parece una tontería, e incluso me lo parece a mí algunos días; pero otros no. Otros no, porque lo que más me gusta no es sentirme flotando entre la nada, entre voces extrañas y planes ajenos. No voy a esforzarme para acercarme y romper la esfera. No, simplemente porque no me interesa, porque no quiero mejorar las cosas. Solo quiero cambiarlas, totalmente.