La indiferencia se aposenta en las sienes a la misma velocidad con la que corren los dedos sobre las caderas. Un cuerpo más, un nombre menos, otra historia al cajón de lo momentáneo y lo perecedero...
Estará consiguiendo vivir de quimeras,
recordando los cuerpos, olvidando los nombres
Quique Gonzalez
Todo va bien, mientras no se roce la herida.