sábado, 25 de mayo de 2013

Cerca del final, donde todo empieza


Todas las vivencias quedarán para siempre grabadas en recuerdos inolvidables. Conocer qué es el ambiente universitario, qué es el amor, compartir risas y piso... Y también qué es la traición, la frustración, las dudas...y sobretodo, saber canalizar e interiorizar todo ese torbellino alocado de vivencias y experiencias de lo que empieza a ser tu independencia, estando lejos de todas aquellas personas con las que te has criado y a las que te habías acostumbrado a ver todos los días.

Y de repente, así sin darte cuenta, te ves a ti misma en el último año. Todo lo que comienza, termina algún día, te dices. Te paras y miras hacia atrás. Aparece tristeza por el tiempo que ha pasado, tan deprisa como de costumbre y alegría de ver como día a día ha sido una superación, una nueva submeta que te ha llevado a lo que hoy eres, a la persona en la que te has convertido. Repasas una a una las personas que durante este tiempo han pasado por tu vida y te das cuenta de que de todos has aprendido algo; de los que un día estuvieron y ya no están y de los que permanecen aún a día de hoy en tu vida, y seguirán formando parte de ella en el futuro.

El transcurso de todos estos años te ha servido para transformarte una persona distinta, mejor, e incluso, optimista. No tiene nada que ver la persona que llegó con la que se va. Además, por fin sabe qué es lo que quiere. Sabe cómo quiere que sea su vida (al menos durante los próximos años) y qué es lo que quiere que haya en ella. Ha descubierto qué es lo que más le gusta (de 
entre todas las cosas que también le gustan), aunque de eso haga relativamente pocos meses.

Se aproxima el fin de una etapa, de una larga e intensa etapa. Gracias a todo y a todos los que habéis formado parte de ella, porque por ello soy como soy hoy en día. Ya sólo queda dar el siguiente paso y lanzarse de nuevo hacia una nueva aventura, hacia el inicio de una nueva etapa.