lunes, 29 de marzo de 2010

Mi casa está donde estas tú

Es algo extraño, pero poco a poco se está convirtiendo en algo habitual, algo que siento cada vez más a menudo. Es inevitable e incontrolable.

Los días van pasando y cada vez me acostumbro más a vivir lejos de casa. Hace ya dos años que comencé una etapa nueva, una etapa que para bien o para mal, poco tiene que ver con todas las anteriores. Al principio me costaba, me costaba incluso mucho el levantarme cada mañana en mi propia habitación, con la nevera justo en frente de la cama. Echaba de menos el sol entrando por mi ventana cada tarde. Me sentía angustiada por la lejanía de mi casa, mi familia y mis pequeñas cositas guapas que tengo por amigas.

Sin embargo, todo aquello era cuestión de tiempo y de adaptación. Ahora me siento como en casa, sobre todo desde que "le" conocí. Esta nueva sensación (aunque cada vez menos nueva y más habitual) es igual de incontrolable que la anterior. Sigo acordándome y añorando a las pocas personas que han sido importantes para mí hasta este momento, pero ya no con esa angustia ni con esas ansias de volver.

Ahora me siento autosuficiente, capaz de vivir por mi misma. Obviamente mis recuerdos forman parte de mí, y siento y seguiré sintiendo un enorme afecto hacia aquellas personitas que hicieron que mi vida fuera feliz.

Sin embargo, el hecho de que sienta que mi nuevo hogar habitual es este, está muy condicionado al hecho de que hace ya más de un año, alguien tan especial como sólo es él entró en mi vida. Desde entonces está conmigo, siempre, en mis recuerdos más recientes, en mi cama, en mis pensamientos y en mi maleta cada vez que me voy y cada vez vuelvo. Está en todas partes y no hay forma de evitarlo. Posiblemente iría con él a cualquier parte sin preguntarme siquiera dónde, tan solo con la seguridad de que él me acompaña.

"Mi casa está donde estas tú"