viernes, 14 de mayo de 2010

Reflexión 1

"Bueno, y ahora dime qué es lo que ves. - Nada, le dije. Y era la verdad. Por mucho que me esforzara, no veía nada. Bajé la mirada e intenté alejarme del lugar. Comenzaba a sentirme incómoda y con ganas de llorar. No me gustaba llorar delante de los demás, y mucho menos de él. Me cogió por el brazo y me obligó a quedarme. - ¿Estas segura? Vuelve a mirar y fíjate bien. Vamos, no seas testaruda. Inténtalo de nuevo- . Alcé la cabeza desde mis pies, lévemente. Me esforcé de nuevo por mirar más allá. Me agarró de la mano, con fuerza. Pero esta vez no era para que no me fuera. Podía sentir su energía fluyendo por mis venas. Me transmitió valor y fortaleza, algo de lo que yo carecía y a él le sobraba, algo por lo que había sufrido, como mostraba la cicatriz en su pecho de años atrás. - Veo algo pequeño y frágil moviéndose en el horizonte. Esta intentando mantenerse a flote, pero le cuesta mucho. Es como si algo estuviera tiarando de él desde abajo. Patalea e intenta liberarse. Sentí una enorme tristeza y el corazón se aceleró. Las ganas de llorar aumentaron.
Me giró entonces hasta encontrarme con sus ojos verdes. Me miró fijamente y me dijo.- Ya lo has visto. Ahora debes actuar antes de que sea tarde. Yo no puedo ayudarte a eso-. Me cogió la mano y la guió hacia su pecho, tocando con ella su cicatriz. No era la primera vez que lo hacía. Siempre solía enseñármela e invitarme a recorrerla con mis dedos materializando el valor y la fortaleza que se escondían tras ella. Era su manera de recordarme que siempre, bajo cualquier circunstancia, jamás debía sucumbir y que si lo permitía, ambos valores tirarían de mí cuando todo lo demás no lo hiciera.
Me giré entonces de nuevo hacia la visión. Alargue el brazo, tocando el límite del espejo que tenía justo en frente. Debía enfrentarme y debía hacerlo sola. Cerré los ojos y me sentí transportar a otro lugar. Era un lugar conocido pero a la vez extraño. Volví a encontrarme de nuevo con la visión anterior, pero esta vez estaba mucho más cerca. Acerté a visualizar que se trataba de una chica joven y que todavía estaba luchando por deshacerse de algo que la empujaba hacia abajo. En un impulso corrí hacia ella. Sabía que tenía que ayudarda. La cogí de las manos y tiré de ella con todas mis fuerzas. Sabía que él estaba conmigo, y lo sentía tirando de ella a la vez que yo. Por fin lo conseguimos. Del impulso, salí disparada hacia una pared cercana y me golpeé en la cabeza. Antes de desvanecerme, me di cuenta que aquella chica era yo misma...
Cuando volví a despertar, estaba de nuevo en mi cama. La cabeza me daba vueltas todavía, supongo que del golpe. Allí estaba él de nuevo, sentado y mirándome con una sonrisa. Muy pocas veces sonreía.- Estoy orgulloso de tí, me dijo. Se acercó y me abrazó. Pude sentir de nuevo su fuerza y su valor envolviéndome. Aquella noche se marchó y ya no volví a verlo..."