domingo, 16 de mayo de 2010

Grita




Es lo único que me apetece hacer. La única acción que, si llevara a cabo, me sentiría identificada con ella en estos momentos.
Todo se debe a esa sensación tan incómoda de que la vida te atrapa a tí y no tú a ella. Ella es la que tiene tu cabeza en el yugo, y la que ahora dirige el camino, independientemente de lo que tú quieras hacer.
Realmente me molesta estar sola en estos momentos, y sobre todo pensar que voy a estarlo todo el día. Eso todavía hace que me sienta más atrapada. El ritmo de la semana ha sido realmente alto y como consecuencia estoy exhausta. Lo peor de todo es que todavía quedan dos más, peores aún si cabe, ya que al trabajo constante hay que sumarle los agovios y las preocupaciones de los exámenes en sí mismos y no solo de su lejana sombra.
Sin embargo, estoy satisfecha. No he perdido el tiempo mientras veía como otros lo perdían, aunque supongo que pueden permitírselo. Y lo más importante, las inconmensurables ganas de gritar y de romper han sido bien canalizadas por mi indispensable corteza prefrontal. De modo que debo dar las gracias por el autocontrol.
Y con toda la poca resignación que me queda en estos momentos y la mucha responsabilidad que se me ha proporcionado con la socialización, (demasiada, cada vez estoy más segura) volveré al circulo que muy pocos logran romper y abandonar (dentro de los cuales yo no estoy incluida)...mierda.