viernes, 21 de mayo de 2010

Reflexión 3

"Me da miedo lo desonocido. Nunca se lo digo a la gente. No me gusta que me vean como una niña indefensa y asustada. Prefiero ocultarlo y dar la impresión de que me apasionan los cambios y las cosas que suceden sin previo aviso. Pero lo cierto es que soy de las que piensan que van a llegar tarde, van a perder el tren, el avión, el autobús...va a perder la maleta, no va a acertar a encontrar la salida adecuada del aeropuerto...Bueno, tal vez sí me gusten los cambios, pero no al principio. Al principio, cuando no sabes donde estás, la gente te habla y no le entiendes. Vas por la calle y no entiendes lo que pone en los carteles. Te equivocas de autobús, o directamente te pierdes y acabas en medio de ninguna parte...no deja de ser frustrante y desconsolador verte tan desorientada. El tiempo que tardo en tomarme todo eso a risa es el tiempo que tardo en darme cuenta de que soy capaz de sobrevivir yo solita, que no pasa nada porque al principio haya habido algún pequeño, minúsculo, insignificante problema. Debería haberlo visto así desde el principio. Hubiera sido mucho más fácil y me hubiera ahorrado el trabajo cognitivo de tener que convencerme a mí misma de la verdad objetiva de la situación. Es inutil, siempre acaba pasandome lo mismo. Hago el trabajo dos veces porque siempre tengo que realizar un doble análisis de las situaciones, porque me doy cuenta que el otro, ecológicamente hablando que es lo que interesa, es bastante pobre y me sirve de bien poco. Bueno, tal vez a base de ensayar por fin lo consiga.