jueves, 5 de agosto de 2010

Reflexión 7

"...y me adentré en la espesura, sin preguntarme siquiera por qué. Me sentí entonces rodeada de una atmósfera extraña, diferente. Me sentí forastera en mi propio corazón, como si los latidos no fueran mios, como si no fuera yo la que estaba ahí. Realmente no lo estaba. Me había ido, lejos, muy lejos, más allá de donde los ojos alcanzan a ver, más allá de la línea del horizonte que dibujaba el mar. Ajena al tacto de la arena bajo mi cuerpo y al ruido de los fuegos artificiales. Alcancé antes a ver, como me sonreía con la mirada, justo antes de tomar mi mano, y, sin mediar palabra, avalanzarse sobre mí.."