jueves, 23 de julio de 2009

A expensas..

Durante cortos periodos de tiempo a lo largo de mi vida, he sentido que la felicidad se posaba con dulzura sobre mi. Dejaba que la acariciara y se acurrucaba en mi pecho. Yo la tomaba en mis manos, la llevaba conmigo a cualquier lugar. Nunca me olvidaba de ella, la llenaba de atenciones y cuidaba de que no se lastimara. Ella nunca me hablaba, ni tampoco contestaba a mis preguntas. Tan solo en algunas ocasiones, la escuché cantar. Su mirada era dura e inexpresiva, a pesar de su apariencia frágil y vulnerable. Cualquier pequeña cosa podía dañarla, era muy delicada, aunque siempre trataba de sobreponerse a cualquier problema que se presentara. A pesar del cansancio que manifestaba, seguía siendo tan hermosa...sus bellas plumas de colores brillaban con el sol. Las cuidaba mucho, siempre las tenía perfectas, preparadas para partir en cualquier momento. Llevaba una vida realmente ajetreada, siempre de un lado para otro. Sus estancias eran muy cortas, pero infinitamente plenas y estimulantes. Cuando ella estaba, todo era perfecto. No había dolor, ni llanto..
Sin embargo, a pesar de todas mis atenciones, prefería jugar conmigo, y al poco tiempo se alejaba volando. Nunca quiso construir un pequeño nidito en el calor de mi regazo para quedarse, a pesar de que yo se lo ofrecí varias veces. Todos mis esfuerzos para tratar de retenerla eran en vano. Siempre acababa yéndose, moviendo sus bellas alas de colores, sin tan siquiera mirar atrás, para ver como comenzaban a empañarse mis vidrieras marrones....
Vivo a expensas de su llegada, a expensas de su partida...
Ahora a vuelto a irse. Pero esta vez, me ha dejado una de sus bellas plumas antes de partir. Es tan bella, su color verde alumbra ahora mi camino. Tal vez este gesto signifique que no se ha olvidado de mi, que va a volver para quedarse...o tal vez, esa plumita tan solo sea un descuido y se le ha caído al iniciar el vuelo...
Vivo a expensas de su llegada...todo depende de ella...