martes, 21 de julio de 2009

Mi rincón secreto

"Todos tenemos un pequeño espacio, un lugar especial, en el que vamos guardando partes importantes de nuestra vida. Para algunos, ese lugar es un cajoncito, otros prefieren una cajita y otros tan solo palabras...
Hacía ya bastante tiempo que no curioseaba debajo de aquella baldosa. Ayer, decidí que ya era hora de echarle un vistazo, despues de todo este año en Salamanca, durante el cual apenas me habia acordado de ella, aunque habia ido guardando y reservando ciertas cosas...
Asi, levanté aquella baldosa que nadie mas conocia para comprobar cuántos cambios se habian producido, si habian desaparecido ciertas cosas o si todo seguia en su lugar, tal y como lo dejé hacía ya más de ocho meses.
Dentro, encontré el corazoncito, o bueno, lo que quedaba de él. Pobrecito, recordé cuántas veces se había caido y roto en pedazos pequeños que yo, paciéntemente, había vuelto a juntar, a veces con ayuda y a veces si ella, lo que lo hacía mucho más dificil. Sin embargo, me di cuenta de que desde la última vez que lo vi, había regalado algún pedazo más, en concreto tres. Lo vi claro, se trataba de Salamanca. Dos pedazos eran más pequeños, pero el otro era muy grande. Al recordar a la persona a quien pertenecía ese pedazo, el resto del corazoncito desapareció de mis manos y fue a reunirse con él. Inconscientemente desee que él lo tuviera...
Encontré también varios barquitos de papel, algunos estaban mojados. Recordé entonces que tenía otro más en el bolsillo, también mojadito, que había sido capaz de cruzar el río sin hundirse para hacerse realidad...los guardé todos juntos de nuevo.
Vi entonces, también debajo de mi baldosa, mi pequeño bote de ilusiones. Estaba lleno, hasta arriba. Tuve que buscar otro bote mas grande, para que no estuvieran tan apretadas y pudiera también descargar algunas que llevaba en la espalda, porque mis ilusiones no se fueron contigo aquel último día, sino que se hicieron más fuertes y pesaban ya demasiado sobre mi espalda. Asi que decidí liberarme de algunas de ellas para que seguir caminando se me hiciera más fácil.
También estaba mi cajita de bolas. Las habia negras y blancas. Eché las que llevaba guardadas en el bolsillo. Por suerte, parece que su número se habia equilibrado y ya no habia tantas bolas negras...
Estaba también mi malaquita. Pero, la encontré desmejorada. Su color verde se estaba apagando. Parecía que el pesimismo no la dejaba brillar. No te preocupes, dentro de un par de meses o tres, volverás a brillar de nuevo, pero ahora te necesito así, apagada, por si acaso duele, asi dolerá menos.
En una esquina, estaban mis florecillas pequeñas, tan enraizadas como siempre a su tierra querida, sin pretensiones de conocer qué hay más allá. Las regué con el agua que habia guardado durante estos dias, desde que volví a casa y todas volvieron a sonreirme de nuevo como meses atrás.
Una vez revisado, decidí volver a colocar la baldosa. Aunque primero, introduje algunas cosas nuevas que formaban parte de mi. Una carta, preciosa y sorprendente que recibí hace unos dias, que tocó muy dentro e hizo todavia más especial a la persona que me la mandó. Creo que eso hizo que lo que quedaba del corazoncito se fuera...Una invitación de cumplaños de mi pequeño amigo, al que tenía mucho cariño, junto al que pasé horas y horas de mi infancia y al que reencontré recientemente. También aumenté el volumen de la botella del desengaño, junto al de otra "amiga" anterior, que resultó no ser lo que parecía. Y por ultimo, un encantador despertador de vaca que no me deja dormir por las noches, pero cuyo constante sonido me recuerda a mis dos amigos y al pedazo de mi corazoncito que tiene cada uno...
Ahora si, ya podia poner la baldosa en su lugar, hasta la próxima vez..."