viernes, 7 de agosto de 2009

¡Buenos dias princesa!

-Yo vivo aquí.
- He pasado un montón de veces por aquí y siempre he pensado: ¿Quién debe vivir ahí? ¿Sabes que quiero poner la tienda justo aquí delante?
-¿La librería?
- Si, y así nos veríamos todos los días.
-Bueno, adiós. Has sido muy gentil conmigo, ahora voy a tomar un buen baño caliente.
-Aaah… me olvidaba decirte que…
- ¡Dilo!
- Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes imaginar. Pero esto no se lo diré a nadie, sobretodo a ti. Deberían torturarme para obligarme a decirlo.
-¿A decir qué?
- Que quiero hacer el amor contigo, no una vez solo, sino cientos de veces, pero a ti no te lo diré nunca. Solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo aquí delante de tu casa toda la vida.

me moriré de ganas de decir-te..


Adoro esta pelicula. He seleccionado una de las escenas románticas, pero tal vez no es lo mas destacado de la pelicula. Según parece, desde un punto de vista psicológico, Guido, estaría haciendo uso de un Optimismo Ingenuo, un optimismo sin relación alguna con el contexto específico que esta viviendo, un optimismo irreal, aunque siendo perfectamente consciente de dicha irrealidad.
Es realmente maravilloso ser niño. La realidad es tan variable como la imaginación del adulto. Es muy sencillo ser feliz, cuando en realidad, la realidad no existe, y podemos jugar con ella a nuestro antojo.