martes, 20 de abril de 2010

Cruz de hierro

Pesada y hecha a medida para entrelazarse en mi cuello. Me oprime la garganta, me ahoga. Se desliza suavemente por mis hombros y continúa oprimiéndome. Las palabras escritas ayer noche se han despegado del papel, y revolotean susurrandome en mi oido.
Mi alma supura por todos los poros de mi piel, disolviéndose en el aire que ya no respiramos. Tristeza, desolación, solededad, parálisis, desesperanza, desconsuelo, llanto y más llanto. Y la oscuridad, que me oprime con su frío y prieto abrazo. Y sobre todo, nadie, solo vacío de paredes y suelo. Lo más importante es que ya no me importa.
Todo esto era antes, porque llega un momento en el que ya no se siente nada o al menos, eso parece. Soy experta en tropiezos, así que ya se como caer, y preparo la postura más adecuada para amortiguar la caida.

Tal vez, la paciencia no sirva para nada realmente


d·_·b Grace, by Kate Havneik