sábado, 3 de abril de 2010

Recuerdos Inventados

Pasa el tiempo y casi nunca las cosas acaban siendo como hemos deseado durante mucho tiempo. Todos deseamos algo y en base a ello desarrollamos una sucesión de acontecimientos que acaban dando forma a nuestro deseo. Lo visten, le lavan los dientes y lo perfuman, dejándolo preparado para que juguemos con él en nuestra mente, alimentando la esperanza de que algún día trascienda la fantasía para asentarse en nuestra vida y quedarse para siempre.

Suele suceder que nuestros deseos van cambiando a lo largo de nuestra vida. Lo que es sumamente ansiado en un momento dado, algo tan deseado que ya ha pasado a formar parte de nosotros mismos y que nos caracterizaría tan bien como un rasgo de nuestra personalidad, se transforma o directamente desaparece sin dejar apenas un pequeño sendero de recuerdos inventados, recuerdos que rememoras años después y que te hacen sonreir al pensar en lo infantil de su naturaleza, y por tanto, de la tuya propia.

Me sorprendo mirándole a los ojos sin sentir esa sensación tan única y distintiva. Ese titubeo al hablar, ese miedo a la proximidad, ese nerviosismo eléctrico del contacto se han sustituido por risas compartidas y abrazos de reencuentro.
Siempre será importante, ya que lo ha sido desde siempre, pero el deseo se ha transformado y los ojos que miran no son los mismos. Ya sólo quedan los recuerdos de Walt Disney que solía inventar y con los que jugaba por las noches antes de dormirme.
De ahí que ya no me brillen los ojos como en aquella foto.


" We were seventeen again
We were seventeen again
We were seventeen again..."