domingo, 25 de abril de 2010

Ellos dicen mierda, nosotros decimos amén

Estos últimos días estoy dandole vueltas y tratando de recordar qué era lo que me daba fuerza para levantarme todos los días y poder enfrentarme el mundo cuando yo no importaba a nadie (o casi nadie).

Siempre he sido una adolescente tímida y retraida, a la que la mayoría despreciaba, precisamente porque no era igual que ellos. Yo tenia mis propias ideas, aunque bastante radicales. Me sumergía en el odio a todo lo que me rodeaba, que al fin y al cabo era la sociedad en su conjunto, con sus estereotipos marcados a los que se debía aspirar. Odiaba la homogeneidad de las cosas, la falta de variedad, los cerebros consumidos y lavados. Me aislaba en mis propios pensamientos, tenía miedo de caer yo también en el circulo vicioso, y que mi vida perdiera la capacidad de adquirir el sentido que yo quisiera darle.

Finalmente, encontre a gente que pensaba como yo lo hacía (y ahora, yo me he relajado, pero ellos son cada vez más radicales). Poco a poco, nuevas cosas comenzaron a llegar. Primero fueron las reuniones con los malos vicios, después Evaristo y los gritos de ¡Viva la República! entre humo y calimocho. Todo esto con 15 años, genera unas situaciones dificilmente abarcables, algunas de las cuales no puedo evitar avergonzarme, porque independientemente de todo jamás puede perderse el autocontrol sobre los propios actos y mucho menos, no recordar que los has cometido.

Con el final de la adolescencia, ciertos valores comenzaron a tomar peso. Parece que el sentido de la responsabilidad se hizo un hueco entre todo mi odio acumulado y en mi manera de darle salida. Me convertí, posiblemente, en algo que jamás hubiera imaginado. Me volví mucho más tolerante con las ideas de los demás, tratando de comprender su punto de vista. Antes, con 16 años, tan solo tenía validez lo que yo pensara. La iglesia era un elemento a eliminar, no servía para nada. Por mi podrían morirse todos los obispos, arzobispos e incluso el papa. Sin embargo esa visión cambio (en cierto modo). Todo era demasiado radical, no había otros puntos de vista posibles, tan solo el mío. Me tranquilicé, me volví paciente y tolerante. Desistí en defender mis ideales, pisando los de los demás. Decidí abandonar las discusiones con los demás, algunas de ellas con gente a la que quería (aunque debo recordar, que casi siempre las ganaba, sino que se lo pregunten a una que yo me sé :) ).

Hice un esfuerzo por cambiar, por integrarme en el mundo en el que vivo (hasta cierto punto, eh! ). Quería estudiar una carrera y quería poder trabajar de ello después. Para eso no queda más remedio que tratar de acomodarte un poco a la sociedad en la que se vive, buscar los puntos positivos y dejar de centrarse en los negativos Sin embargo, la pérdida de ese odio, me reblandeció.
Ya en mi nueva vida, recibi varios golpes. Pero me negué a volver a buscar refugio en el odio. Sin embargo, a veces pienso que tal vez debería volver a los radicalismos de mi adolescencia, a lo más parecido a ello, al menos. Tal vez debería volver a llenarme de odio hacia todo lo que tenga que ver con el sistema, hacia la iglesia y volver a gritar en medio del parque ¡Viva la República!, como en los viejos tiempos. Tal vez debería a volver con Evaristo, Gatillazo, Akto Vandaliko, Reincidentes, Piperrak, Manolo Kabezabolo...entre otros.
Sinceramente, no me gustaría. Sigo teniendo mis propias ideas. Sigo prefiriendo la República a la Monarquía, (de la anarquía ya desisto, demasiado utópico :) )aunque trato de aceptar las cosas como son y de no criticar tanto. Sigo considerando que la iglesia está jugando con la fe de las personas en su propio beneficio, aunque trato de ser tolerante con aquellos que creen. Sigo apoyando la legalizacion de la maria, aunque ahora soy capaz de ver los puntos negativos y los problemas que ello conllevaría. Todas estas ideas llevan forjándose a lo largo de varios años, ya forman parte de mì y son dificilmente cambiables. Me definen casi tan bien como puede hacerlo un test de personalidad.

Lo cierto es que ahora soy mucho más madura y consciente que con 15 años (lógicamente). Pero eso también es más costoso, y hace que no pueda contar con mi caparazón de siempre. A veces, siento una enorme necesidad de volver.

d·_·b Ellos dicen mierda de La Polla Records


"Mogollón de gente vive tristemente para morir democráticamente, y yo, y yo, y yo, no quiero callerme!. La moral prohíbe que nadie proteste. Ellos dicen mierda, nosotros decimos amén, amén, amén, amenudo llueve"